A riesgo de hacer destripar parte del contenido, he de especificar que en esta segunda parte veréis mucho más amor familiar que amistad, aunque buena parte de esto último lo protagoniza nuestro colega más ruin de la serie (y no hablo del rey Zøg). Si bien la primera parte se centraba en el valor de la amistad y en la pureza que hay en darlo todo por un amigo, en esta segunda parte, la trama se centrará, sobre todo, en los tejemanejes familiares. Y es que, ya lo dice el dicho: «En todas las casas se cuecen habas».
(Des)encanto: Segunda parte
